El ¨GÜERO¨ fue agredido el 21 de julio y falleció el pasado martes por las lesiones.  María Ravelo Echevarría, madre de José, llevó su féretro al Palacio de Gobierno para exigir justicia a las autoridades estatales. De acuerdo con el Ejecutivo, ya habría personas detenidas.

José Eduardo Ravelo Echevarría, mejor conocido como “el Güero”, fue violado y asesinado a golpes por policías en Mérida. Su madre, María Ravelo Echevarría, pidió apoyo a las autoridades y al no ser escuchada, acudió al Palacio de Gobierno con el féretro del joven para exigir justicia. Aunque le comunicaron que ya hay personas detenidas por los crímenes, ella declaró que luchará hasta que los responsables sean sentenciados.

Con el sueño de cumplir su independencia y tener mejores oportunidades José viajó desde su natal Veracruz hacia la capital yucateca, con el objetivo de encontrar un trabajo que le permitiera mejorar su calidad de vida, todo parecía tranquilo, hasta que el martes 22 de julio el joven llamó a su madre por teléfono, para pedirle ayuda: había sido violado y golpeado por policías.

Los hechos ocurrieron el 21 de julio entre las 10 y 11 horas, cerca del parque de San Juan. Él estaba dirigiéndose a una entrevista laboral cuando unos uniformados lo detuvieron. Le dijeron que parecía “sospechoso” y comenzaron a hacerle preguntas: su dirección, si vivía solo, de dónde era originario, etcétera.

José Eduardo contestó el interrogatorio, pero cuando quiso retirarse le dijeron que no podía irse porque “seguía siendo sospechoso”. Lo esposaron y subieron a una patrulla, donde lo agredieron sexualmente y golpearon.

Aunque los recuerdos del joven eran confusos, debido a las lesiones, comentó a su madre que comenzaron a dar vueltas a bordo del vehículo, lo cambiaron a otro y después lo llevaron a un “cuarto o pasillo”, donde lo violaron nuevamente.

Al principio, María no daba crédito a lo que su hijo le contaba. “Le dije que no le podía creer que la policía hubiera hecho eso. Y me dijo ‘Sí, mamá, ¿cómo me voy a imaginar que me están violando?’”, narró.

La madre del joven le aconsejó acudir al hospital o a poner una denuncia, pero José Eduardo tenía miedo. “Me dijo que si los policías lo violaron y golpearon, lo iban a matar. Le dije que no todos los policías son malos y que fuera. Pero tampoco tenía dinero, porque le quitaron todo, hasta sus papeles, y con trabajo podía caminar”, describió.

María consiguió dinero para trasladarse a Mérida, y al día siguiente partió. Llegó a la ciudad el 24 de julio, y se encontró al joven triste, adolorido. No podía respirar bien. La tos persistente le impedía acostarse y también vomitaba sangre. Se dirigieron al Hospital General “Agustín O’Horán”, pero no recibieron la atención que esperaban.

“Se supone que cuando es un caso de violencia sexual se da parte al Ministerio Público, pero cuando mi hijo dijo lo que había pasado, el doctor le preguntó si era gay. Él contestó que no, y yo le dije al doctor que aunque fuera gay, él tiene derechos, toda persona tiene derechos y no tienen por qué violentarla de esa manera. Él respondió que hizo la pregunta porque a lo mejor lo confundieron con una mujer”, detalló María.

El especialista ordenó unas placas, con costo de 400 pesos, pero la mujer no tenía ese dinero: apenas había logrado juntar para el transporte. Entonces acudieron a la Fiscalía General del Estado (FGE), donde en el lapso de cinco horas presentaron la denuncia, con la cual se abrió la carpeta de investigación 433/2021.

Un médico legista confirmó la agresión sexual y las agresiones, por lo que lo trasladaron al hospital O’Horán. En el nosocomio, detectaron que José Eduardo tenía un pulmón perforado. Al día siguiente, lo entubaron, pues no podía respirar bien. Después lo trasladaron al área para pacientes de Covid-19, aunque María insistió en que no tenía la enfermedad.

La familia consiguió una ambulancia para trasladar al joven a Veracruz, pero el doctor recomendó no moverlo. El pasado lunes presentó una leve mejoría, y la madre de José Eduardo tuvo la esperanza de que su hijo sobreviviera. Sin embargo, a las 8:40 horas del martes 3 de agosto, falleció. La causa de la muerte fue un síndrome de disfunción orgánica múltiple, debido a un politraumatismo es decir, su muerte ocurrió a consecuencia de los golpes.

El jueves 5 de agosto, María acudió a la Fiscalía a levantar una denuncia por homicidio, la cual quedó asentada en la carpeta 64/2021. También presentó una queja ante la Comisión Estatal de los Derechos Humanos (CODHEY), contra los policías y el primer médico que atendió a José Eduardo en el O’Horán, quien lo cuestionó por su sexualidad.

Ese mismo día, en la noche, le entregaron el cuerpo del joven. María y su hijo mayor, Irving Covián Ravelo, lo velaron en la funeraria “Nieves”, cuyo propietario, Andrés Nieves Cervantes, les brindó asesoría legal y es quien está llevando el caso de José Eduardo.

Ayer por la mañana recibieron a la prensa local y agradecieron a la ciudadanía por las donaciones económicas que les otorgaron para que pudieran pagar el funeral. También denunciaron que ni el Gobierno del Estado ni el Ayuntamiento de Mérida se acercaron para brindar algún apoyo. 

Comentaron que pidieron ayuda a la CODHEY para los gastos funerarios. Dicho organismo les remitió a la Administración del Patrimonio de la Beneficencia Pública del Estado, pero ahí les dijeron que no podían ayudarles porque no eran residentes de Yucatán.

Desde el velatorio, el abogado solicitó no dar carpetazo al caso y brindar justicia a una familia cuyo único delito fue “venir a buscar oportunidades que no encontraron en su estado”.

Según el asesor jurídico, José Eduardo fue agredido por policías municipales. Esto se habría detectado gracias a las cámaras que captaron el momento en que lo detuvieron.

María pidió diálogo con el gobernador Mauricio Vila Dosal para garantizar la sanción a los responsables, así como una disculpa pública por el actuar de los uniformados en la entidad. También puso un ultimátum: si no recibía información del Ejecutivo, iría al Palacio de Gobierno con el ataúd de su hijo para exigir justicia.

Y lo cumplió. Hacia las 19 horas, la carroza fúnebre se estacionó frente al edificio y depositó el féretro en la puerta. La madre y el hermano de José Eduardo reiteraron que todas las puertas les habían sido cerradas y solamente la ciudadanía les había apoyado en ese momento difícil.

#Nacional Piden justicia, la madre de José Eduardo Ravelo Echevarría, muerto tras ser detenido por policías municipales de Mérida quien fue golpeado y violado según denuncia ante la @fgeyucatan @PoliciaMeridaMx #JusticiaParaElGüero pic.twitter.com/oy9HFBxkUl

— Cdmx.com (@cdmx_com_) August 7, 2021

“Quiero que el gobernador salga, quiero justicia. ¿Cómo es posible que la policía, que se supone que debe cuidar, mate sin escrúpulos, y luego no quieran dar la cara ni una llamada? Que lo digan al presidente [Andrés Manuel López Obrador], que no sabe ser gobernador, porque no sabe hacer justicia, y yo no quiero que este crimen quede impune, es mi hijo, lo tengo aquí muerto, es el mío. Que dé la cara”, exclamó María.

Momentos después, el director jurídico de la Secretaría de Gobierno, Gabriel Puc Maldonado, recibió a la madre del joven, y durante la reunión privada, le aseguró que ya habían sido detenidas las personas responsables de los crímenes.

“Me dijo que los culpables van a pagar, que puedo irme con la seguridad de que se hará justicia y los culpables están presos. No me dijeron si eran elementos de la Policía Municipal, ni sus nombres, ni cuántos eran. Pero me aseguró que están privados de su libertad”, explicó a los medios de comunicación.

El funcionario solamente comentó que no podía dar más detalles de la investigación pero insistió en que la carpeta ya fue judicializada. También indicó que se otorgó apoyo económico a la familia a través de la Comisión Ejecutiva Estatal de Atención a Víctimas (CEEAV).

María e Irving se prepararon para partir a Veracruz y darle sepultura a José Eduardo, pues finalmente consiguieron los recursos para costear el traslado. Sin embargo, advirtieron que lucharán hasta obtener justicia.

“Cuando regrese, voy a pedir cuentas, porque el gobernador ya dio instrucciones para que los culpables de la muerte de mi hijo paguen. Tengo que confiar, porque si uno pierde la confianza en la gente, ya no queda nada”, puntualizó la madre de José Eduardo.

Durante todo el plantón, varias personas se acercaron a compartir testimonios de abuso policial. También manifestaron su apoyo a la familia del joven. Cuando se fue la carroza fúnebre, algunas se quedaron con carteles y velas, para repetir el llamado a la justicia. También criticaron las acciones de las autoridades. “La policía no me cuida, me mata”, rezaba uno de los letreros.

Cabe mencionar que de acuerdo con la CODHEY, durante el 2020 fallecieron diez personas mientras se encontraban bajo custodia policial. Fue la cifra más alta registrada desde el 2018.