Después de que la Jefa de Gobierno de México, Claudia Sheinbaum desatara la polémica en redes sociales comparando a Evo Morales con Ángela Merkel, varios sitios de noticias publicaron sus opiniones sobre las diferencias que existen entre los líderes. La misma embajadora de México en Estados Unidos, Martha Barcena, corrigió en el twitter que hay una “diferencia fundamental” debido a diferencias en los sistemas de gobierno de estos dos países, además de que la canciller Merkel encabeza un gobierno de coalición.

¿Cómo elige presidente y canciller los alemanes?
La Asamblea General (Bundesversammlung), elige un presidente para un máximo de dos mandatos de cinco años y el Parlamento aprueba al canciller, propuesto por el presidente federal.

La Asamblea General solo tiene la función de elegir al presidente federal y se disuelve a penas el candidato acepta el cargo. Está compuesta por igual número de diputados federales, así como personas sugeridas por los estados federados, que pueden ser también diputados o personas famosas, deportistas o artistas. En caso de no haber mayoría absoluta (poco probable por el sistema de adjudicación de escaños), se hacen negociaciones de coalición que pueden durar varios meses.

El presidente de Alemania, actualmente es el socialdemócrata Frank Walter Steinmeier, designa entonces al canciller que normalmente es el líder del partido que fue más votado, el que desempeñará funciones por 4 años. El parlamento confirmará al canciller o la canciller con una votación secreta, actualmente Ángela Merkel, que ha sido canciller desde 2005, y fue elegida en el 2017 para un cuarto mandato de cuatro años.

Merkel lideró una coalición política constituida por la Unión Demócrata Cristiana de Alemania (CDU), la Unión Social Cristiana de Baviera y el Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD), hasta 2009, año en que la CDU forma una nueva coalición con la Unión Social Cristiana de Baviera y el Partido Democrático Liberal, partidos con los que sigue hasta la fecha.

Por otro lado, Morales gobierna Bolivia desde el 22 de enero de 2006. La Constitución boliviana dispone que solo dos mandatos presidenciales continuos son permitidos, pero Morales ya va por el cuarto.

El 21 de febrero de 2016, más de la mitad del país votó en contra de una reelección del dirigente; sin embargo, logró su candidatura con el apoyo del Tribunal Constitucional y el Tribunal Supremo Electoral, ambas entidades acusadas en Bolivia de ser “funcionales” al gobierno.

El 20 de octubre, el presidente buscaba asegurarse un cuarto mandato que le habría permitido gobernar hasta 2025. Para lograrlo tuvo que apoyarse en el Tribunal Constitucional que lo habilitó como candidato. En menos de tres semanas, Evo se declaró presidente y renunció a ella después de declarar que había sido “un golpe cívico, político y policial”. Antes hubieron protestas, su contrincante Carlos Mesa calificó el proceso electoral como fraudulento y la OEA señaló que hubo flagrantes irregularidades en el manejo de los resultados; pero Evo dimitió tras la presión de la milicia y la policía.

Pascal Beltrán, en su columna en el Excelsior, dijo que la OEA tenía largo tiempo sin tener ningún peso, “particularmente en el lapso 2005-2015”, cuando estaba el chileno José Miguel Insulza como su secretario general, y que permitió que se afianzara el chavismo en Venezuela, sin cuestionamientos, hasta la llegada de Luis Almagro.

“Desde entonces, la OEA ha hecho de la defensa de los valores de la democracia y los derechos políticos parte central de su agenda. El informe sobre Bolivia es la más reciente demostración de ello”, afirmó Beltrán.

Después del ofrecimiento de asilo de nuestro país a Evo Morales y de su complicado traslado en una aeronave de la Fuerza Aérea, finalmente el dirigente está en nuestro país. El presidente Andrés Manuel López Obrador dijo que respondía a razones humanitarias.

Katy Watson, corresponsal en Sudamérica de la BBC, dijo que Evo Morales junto con miembros de su partido habían faltado a la democracia del país, exagerado su acogida entre la población. Sin embargo, le parecía preocupante que los militares hayan presionado, lo que ponía en peligro la democracia de ese país.

“Sus seguidores consideran lo ocurrido un golpe de Estado. Para sus detractores, es el fin de la tiranía”, afirmó Watson.